Tebeos y juguetes

Patente Pájaro Pit (1948)
Patente cochecito sonoro (1951)
Patente cuna sonora (1949)

El final de la década de los cuarenta fueron años de transformación y mientras Pérez Arroyo se sumergía en el diseño industrial de proyectores domésticos, los hermanos Pérez Maset, siguiendo su ejemplo diversificador, empezaron a considerar otras fuentes de ingresos y se lanzaron a patentar una serie de juguetes basados en diversos dispositivos sonoros de su invención. El primero de ellos será el «Pájaro cantor de juguete» (1948), más tarde comercializado como El pájaro Pit1, al que le seguirán las patentes del «Cochecito sonoro de juguete con muñecos movibles» y de la «Cama o cuna sonora de juguete», ambas en 1949 y para ser construidos todos en madera.

Aparte, Alberto empezó a introducirse en el mercado del tebeo rescatando de los cortometrajes de 35 mm al secundario Tolín, compañero de correrías de Quinito —Quinito fotógrafo (1944) y Quinito y la flauta mágica (1944)— y convirtiéndolo en el protagonista de la serie de cuadernillos monográficos titulados Tolín, aventuras de un golfillo madrileño, publicados por la editorial Guerri2. Como veremos, el trasvase de personajes y gags fue común entre los medios impreso y cinematográfico, y afectó a personajes tanto de los primeros cortos de 35 mm como a los de la etapa doméstica. Así, por ejemplo, podremos ver al perro Séneca acompañando al Tolín impreso o a los fantasmas de Quinito errante (1943) participar en el cuadernillo de Tolín ¡Cuidado con los fantasmas! o comprobar que las peripecias de Tolín en el Polo son las mismas que las vividas por los personajes de Juanito en el Polo (Proyectores Mago) y algunos gags de Quinito, sangre torera (1947) ser reusados en el tebeo Tolín torero. Estos cuadernillos tuvieron una vida de solo veinte números por lo que, al año siguiente (1949), Alberto pasó a dibujar en la revista Cubilete, en la que también trabajaba su padre3. Esta publicación, editada por la editorial Gong, solo tuvo un año de vida y tanto padre como hijo participaron con varios personajes: Alberto dando vida a Cayetano Bimba —otro personaje con aventura en celuloide—, a Orosia, mujer cañón y a Pepito Siemprefino, mientras que Pérez Arroyo, dibuja historietas de Quinito y del pollito Rafael, utilizando la plataforma del tebeo para complementar sus películas —y al revés—, en un temprano ejercicio de transmedia. Ambos aún publicarán años más tarde de manera testimonial; Alberto en los números 1 y 5 de la revista S.O.S (1951) alguna página de chistes gráficos y una aventura de Nicasia Rompeplatos, personaje que continuará en el nº 147 de la revista Jaimito (1951), y Pérez Arroyo en el Almanaque 1956 de El pequeño sheriff (Hispano Americana de Ediciones S.A,) una página de chistes.

Historietas y chistes de Maset y/o Arroyo para "Cubilete" (1949), "Jaimito" (1951) y "El pequeño sheriff" (1956)
Juguetes y patentes Pit

Pit, pit, pit…

Como vemos, desde sus principios en el audiovisual —con la publicidad, los documentales, etc.— y ahora con los tebeos y los juguetes, la simultaneidad de proyectos y la constante exploración de nuevos horizontes paralelos al cine de animación fue algo común en Pérez Arroyo a lo largo de su vida, constatando el signo de unos tiempos difíciles. Una actitud vital que transmitió a sus hijos y de la que estos tomaron buena nota.

Por eso, el impase entre el fin de la etapa cinematográfica en 35mm y la consolidación del nuevo nicho de cine doméstico no cogió desprevenida a la pareja de hermanos, pues todas las patentes que sobre juguetes habían registrado conjuntamente ya las habían empezado a comercializar ellos mismos. Primero lo hicieron bajo el paraguas de «Juguetes Pérez Maset», y más tarde cambiando la marca a «Juguetes Pit» —en honor al pájaro Pit—, siendo este el nombre comercial definitivo de la pequeña empresa a mediados de los años cincuenta. Al inicio se especializaron en juguetes de madera sonoros y artesanos para, a principios de los años sesenta, pasar al menaje de plástico para de muñecas. Esta nueva etapa llevará a los hermanos a formar parte del consejo ejecutivo de la I Feria del Juguete de Valencia (1962), donde volverán a coincidir con sus viejos conocidos de Payá Hermanos.

Cartel de Joaquín Pérez Arroyo, gouache (1948)

Lucena, Córdoba

Pérez Arroyo, por su parte y fiel a su ingenio, patentará, en 1956, un «Nuevo dispositivo para el fregado de vajilla», muchos años antes de que se popularizaran los lavaplatos en las cocinas españolas. Pero a decir verdad este aparato, instalado bajo la pila de fregar y con capacidad para un único plato, se acercaba más a un «invento del TBO» que al lavavajillas que todos conocemos. Y no sabemos si tratando de complementarlo, durante una estancia en su Lucena4 natal, dio con la fórmula de un efectivísimo jabón, descubrimiento que no pudo trasladar a Valencia por lo diferente de sus aguas. Tras su jubilación, Pérez Arroyo se retiró a disfrutar de la práctica de la pintura, llegando a presentar alguna exposición, como la que realizó en la casa de Andalucía de Valencia alrededor de 1960 o la de Córdoba en abril de 1963. Esta muestra, según el periódico ABC, «Exhibe un total de treinta y tres cuadros. Uno de ellos representa el entierro simbólico de Romero de Torres, lienzo magnífico, como la mayoría de los que muestra el artista, del que hará donación al Museo de Córdoba»5.

Patente de lavavajillas (1956), Tinta de Albero Pérez Maset (s.f.) y Aguada de Joaquín Pérez Arroyo (1940)
  1. Según Lola Pérez Fayos, su nombre es una traslación del sonido que el mecanismo interno del juguete emitía y que sonaba como: “pit, pit…”. Posteriormente denominará a la marca como «Juguetes Pit».
  2. A modo de curiosidad, según comenta la hija de Alberto, del mismo modo que el padre bautiza a su criatura principal como Quinito (derivado de Joaquinito), Alberto hace lo propio con la suya (Albertolín= Tolín) para bautizar al mejor amigo de Quinito. En algunos números de los cuadernillos hasta aparecía caracterizada su, por entonces, novia Tina Samaniego.
  3. Conversación con Pedro Porcel Torrens (25 de octubre de 2013).
  4.  En una de sus visitas en 1948 realizó el cartel de las Fiestas de la coronación pontificia de Ntra. Sra. de Araceli, patrona de Lucena.
  5. ABC (s/a), 1963. Exposición de Pérez Arroyo en Córdoba, ABC, edición Andalucía, 23 de abril de 1963, p. 50.