Proyector Payá mod. 730

Proyector Payá mod. 730 (1959)
Patente del Proyector mod. 730 (Ana Moltó Gómez, 1959)

Pero Quinito y los suyos aún no habían dicho su última palabra y reaparecen en el catálogo del aparato proyector que en 1959 lanza al mercado Industrias Payá: el modelo 730. Hablamos de dieciséis mini películas nuevas de una longitud de tan sólo 0,60 m y en 17,5 mm que, debido a su escaso metraje, se presentan a modo de cinta sinfín como parte de un sistema de proyección ad hoc. De esta manera el operador podía proyectarlas continuamente sin necesidad de volverlas a cargar cada vez. Entre sus títulos veremos por última vez al pollito Rafael, al perro Séneca y, por supuesto, a Quinito, además de a un personaje nuevo, el gato Morrongo, antagonista de Séneca. Películas que cierran un círculo, el del cine de juguete, que comenzó hace ya catorce años en tierras de Alicante (con el Monocinema) y también una trayectoria, la de Pérez Arroyo y familia, en el dibujo animado de nuestro país de casi veinte años.

"Películas sinfín num. 730"

El engranaje del aparato en cuestión fue responsabilidad de Dª Ana Moltó Gómez que, en marzo de 1959, lo patentó como “Mecanismo destinado a la proyección de juguetes” y que la juguetera Payá acabó convirtiendo en su último proyector de celuloide.  El modelo 730 fue un ingenio construido totalmente en plástico rojo y de reducidas dimensiones (14 cm de ancho x 22,5 cm de alto), de operación manual y con el singular paso de 17,5 mm. En el Museo del Juguete de Ibi (Alicante) se conserva el curioso prototipo del mismo en una versión previa al sistema sinfín. 

Su oferta resultó toda una rareza en el catálogo de Payá, pues desde la aparición, también sorpresiva, del Monocinema en 1945 su interés “cinematográfico” solo se había circunscrito al cine de papel Rai que, basado en el sistema NIC, tan buenos resultados le generaba desde 1934.

Prototipo del mod. 730 (cortesía del Museo Valenciano del Juguete)

Las películas

Las cintas para este proyector se llegaron a ofertar en tres tandas. En un primer lanzamiento vieron la luz doce de ellas, a las que más adelante se añadieron cuatro títulos más, todas de dibujos. La tercera hornada (hasta hacer veintiséis) se completó solo con películas de imagen real que nada tenían que ver con Pérez Arroyo (de Charlot principalmente). 

Los títulos del 1 al 16 serán las últimas producciones de Joaquín Pérez Arroyo
1. Caja rectangular para películas del Mod. 730/ 2. Tapa de la caja del Mod. 730/ 3. Caja alargada para películas del Mod. 730

Su presentación, como decíamos, era en bucle continuo y para su venta Payá reutilizó dos tipos de cajas de películas de su cine de papel las alargadas ref. 721 y las más rectangulares ref. 727 pero ahora marcadas como ref. 731. Un detalle tan nimio que podía llevar a confusión, ya que en la ilustración seguía figurando un proyector Rai.  

Compuestas por un único gag final son, por razones obvias de longitud, historietas más atropelladas que nunca reproducidas a una correcta velocidad no duran más de 15´´ y continuadoras, algunas, de la línea más surrealista de Pérez Arroyo. Formalmente,  todo está narrado mediante planos generales a los que el autor aplica sus pautas de animación limitada ya conocidas y con el estándar de calidad habitual. De hecho abusa, más que en ningún catálogo anterior, del conocido recurso del travelling sobre un vehículo en marcha El pollo Rafael y su vespa, Carreras de autos, Magritas y su patinete, Quinito y su helicóptero y Séneca patinador, por ser el sistema sinfín del Mod. 730 muy indicado para éste. Sin embargo, y a pesar de encontrarnos en un contexto de máximo ahorro, en ninguno de los títulos encontramos re-uses, ni de ciclos animados, ni de escenarios de películas previas y ello a pesar de que algunos títulos pudieran invitar a ello por ser de temáticas ya tratadas como en el caso de Salvajes, con respecto a Entre salvajes (1945), El rescate de Marisa (1947) o Tonín y los salvajes (c. 1951). Un hecho extraño que, lejos de ser un compromiso con la originalidad, reforzaría la teoría ya lanzada de que Pérez Arroyo reciclaba sus «acetatos».

Para finalizar comentar que, curiosamente, los intertítulos dejan de ser los pareados a los que nos tenía acostumbrados Pérez Arroyo y pasan a ser simples cartelas explicativas.

El perro Séneca, equipado para la ocasión, se arroja al mar desde un espigón para practicar pesca submarina. Bucea bajo el agua hasta que se topa con un gran pez con el que entabla un confuso combate.

Conservación:
A completar

El pollo Rafael, montado en su vespa, enloquece debido a las contradictorias indicaciones de un singular guardia urbano que dirige el tráfico.

Conservación:
A completar

Sentado en un espigón, Séneca, pesca un pez tras otro mientras que, algo más lejos, el gato Morrongo no tiene la misma suerte. Por ello el gato decide apropiarse del cubo donde Séneca guarda las capturas pero, cuando se aproxima, uno de los peces sale del cesto y le ataca armado con una estaca.

Apuntes técnicos:

  1. A destacar el último plano, en el que llega a emplear varios niveles de animación (fondo, 1º nivel de animación , 1º overlay, 2º nivel de animación y 2º overlay) y juega a traspasarlos.
Conservación:
A completar

Una singular carrera a la manera de los “autos locos” es disputada por un pollo (distinto a Rafael), el gato Morrongo, Séneca y Quinito que, con su “coche canguro”, se alza con la victoria.

Conservación:
A completar

El perro Séneca despega en un cohete rumbo a la luna pero, cuando se aproxima a ella, esta se transforma en una cabeza de toro que cornea al cohete, haciendo caer al vacío al protagonista. El último plano, resuelto a la manera de Little Nemo in Slumberland, nos descubre que todo ha sido un sueño.

Conservación:
A completar

Séneca, huyendo de la lluvia, se refugia en un castillo abandonado. En él tiene un encuentro con un fantasma por lo que, asustado, huye rápidamente. El fantasma resultará ser su eterno rival Morrongo, que ríe al verlo correr desde la muralla.

Apuntes técnicos:

  1. En esta historia, aún teniendo coincidencias con Quinito errante (1943), no encontramos reutilización de material alguno. Únicamente el diseño del personaje del fantasma es similar al dibujado por Alberto Pérez Maset en 1948 en el tebeo Tolín en ¡Cuidado con los fantasmas! 
Conservación:
A completar

Mientras pasea con su patinete el orondo niño Magritas sale despedido por el aire tras chocar con una piedra del camino. Sin perder la compostura continuará patinando sobre “el aire” para acabar a lomos de un burro al que acaba conduciendo, tal como si fuera su patinete.

Apuntes técnicos:

  1. Se trata de un gag recuperado de Quinito futbolista callejero (1953)
Conservación:
A completar

Quinito, perdido en una selva africana, es descubierto y perseguido por tres indígenas que le atacan con lanzas. Una de ellas, obedeciendo a una señal de tráfico de dirección prohibida tras la que se ha parapetado Quinito, regresa peligrosamente hacia su dueño a la manera de un boomerang.

Apuntes técnicos:

  1. Como indicábamos, esta historia comparte temática y situaciones idénticas con hasta tres películas anteriores pero en ningún caso hemos podido apreciar re-use alguno. Ni siquiera de Tonín y lo salvajes (c. 1951), con la que comparte planos de idéntica composición.
Conservación:
A completar

El perro Séneca se adentra en el bosque pertrechado con cámara y trípode con la intención de filmar animales. Un gnomo que se encuentra le indica el mejor lugar para ello. Allí conseguirá grabar como una madre pájaro alimenta a su polluelo con un biberón.

Vista la recuperación de diseños antiguos, ¿podría ser el gnomo el mismo personaje del anuncio de Vigoruña (1942)?

Conservación:
A completar

Séneca, que porta un gran número de globos, se queda dormido en mitad del campo. Morrongo aprovecha la ocasión para robarle los mismos y agarrado a ellos salir volando. Cuando Séneca reacciona ametralla los globos haciendo caer al gato en una charca.

Conservación:
A completar

Morrongo instala una jaula trampa con intención de capturar a unos ratoncitos. Pero la líder del grupo, una rata de gran tamaño, le sabotea la trampa logrando que los ratones se hagan con el cebo sin peligro, para pasmo de un atónito Morrongo que no entiende nada.

Conservación:
A completar

Quinito despega a los mandos de un pequeño helicóptero presto para acabar con unas aves dañinas. Cuando divisa una bandada de éstas las ametralla dejándolas en los huesos. Unos esqueletos que seguirán volando como si tal cosa.

Apuntes técnicos:

  1. El gag de los esqueletos de aves voladoras ya fue utilizado por Pérez Arroyo en Cartero aéreo (1945), realizado para el Monocinema, así como una versión con brujas en lugar de pájaros en Platillos volantes (1953), para el primer proyector Jefe.
Conservación:
A completar

Morrongo corteja a una gata mediante serenatas de violín. Mientras, otro gato rival lo sabotea desde la azotea del edificio arrojándole agua primero y ladrillos después. Finalmente, Morrongo opta por encaramarse a la antena del edificio y de esta manera aparecer retransmitido en el televisor de la gata.

Conservación:
A completar

Vemos a Morrongo pintando una pared subido a un andamio. Séneca, que pasea por allí, decide cortarle con una navaja la cuerda que lo asegura. Pero la jugada le sale mal y un bote de pintura cae sobre su cabeza mientras que Morrongo queda agarrado a una reja maldiciéndolo.

Conservación:
A completar

Quinito, ataviado como un explorador, cita sin temor a un león en plena sabana. Cuando este le ataca, Quinito interpone entre ambos un tablón de madera en el que quedan clavadas las garras de la fiera. Quinito las remacha y se lleva el trofeo vivo montado sobre ruedas.

Apuntes técnicos:

  1. A falta de poder ver Quinito naúfrago (1943), pero atendiendo al guion presentado en Censura, intuimos que el corto presente deriva de uno de sus gags.
Conservación:
A completar

En esta ocasión vemos las torpes evoluciones de Séneca sobre unos patines hasta que, en una de ellas, acaba tirando al suelo a un tranquilo señor que disfrutaba de un batido en la terraza de un bar.

Apuntes técnicos:

  1. El gag del señor arrollado en la terraza por un descontrolado patinador está tomado de Quinito patinador (1955).
Conservación:
A completar